¿Qué es la Industria 4.0?
Cuando se habla de Revolución Industrial, nos referimos a cambios drásticos o revolucionarios en los entornos productivos. Tales cambios históricamente han conllevado un incremento espectacular de la productividad y una sustancial modificación de la filosofía y visión empresarial.
Sin embargo, la «Cuarta Revolución Industrial» que se está gestando en estos momentos, se diferencia de las tres anteriores en un aspecto fundamental.
Mientras todos los inventos e innovaciones hasta ahora han mirado a la automatización de tareas individuales (bien para aumentar productividad/reducir costes, o bien para llevar a cabo operaciones imposibles para un ser humano), el concepto de fondo de la Industria 4.0 consiste en la interconexión de todos los subprocesos del entorno productivo de manera automatizada, informatizada e “inteligente”.
En otras palabras, lo que pretenden los proyectos de Industria 4.0 es crear procesos industriales complejos donde todos los equipos que intervienen estén conectados entre sí, tengan la capacidad de optimizar tiempos y recursos e incluso tomar decisiones de manera autónoma.
Una forma de conseguir esto, es digitalizando el sistema de producción, haciendo que los equipos y maquinarias dispongan de sensores y que el entero sistema sea capaz de almacenar los datos generados, procesarlos e interpretarlos.
Ventajas e Inconvenientes de la Industria 4.0
Merece la pena destacar cuáles son los beneficios de la Industria 4.0:
- Optimización de recursos y tiempos y consecuente reducción de costes
- Control total del proceso productivo y de la cadena logística. Y, nunca mejor dicho, conocer es poder
- Mayor control sobre calidad. El monitoreo constante de las variables de producción y/o del producto final permite ser más rigurosos en el seguimiento de la calidad y corregir fallos en tiempo real, evitando parones
- La optimización de recursos y energía conlleva beneficios medioambientales considerables, reducción de la huella ambiental (y consecuentes ventajas fiscales)
Por otro lado, como cualquier cambio, la Industria 4.0 conlleva algunas desventajas:
- Se estima que Industria 4.0 no reducirá los puestos de trabajo, que incluso aumentarán. Sin embargo, cambiarán los perfiles requeridos y los menos flexibles a la adaptación se podrían ver perjudicados
- El ROI de un proyecto de Industria 4.0 puede no ser tan atractivo, especialmente en proyectos “pioneros”, pero si en el largo plazo
- La industria evoluciona mucho más rápido que la legislación, y eso puede suponer un impedimento a la hora de regular los procesos
Tecnologías en la Industria 4.0
El concepto Industria 4.0 se apoya a una serie de tecnologías. Mencionamos algunas de ellas:
- Internet of Things (IoT) – los dispositivos y equipos tendrán capacidad de recopilar datos, almacenarlos, procesarlos y comunicar con otros dispositivos del proceso
- Big data – Permite analizar cantidades enormes de datos, descubrir patrones de comportamiento y en definitiva transformar el dato en conocimiento aprovechable
- Impresión 3D o Manufactura aditiva – Permite la personalización de los productos sin incrementar por ello el coste asociado
- Inteligencia Artificial – Los “cerebros informáticos” procesan la información y aprenden de ella. El aprendizaje sirve para realizar predicciones y tomar decisiones. El aprendizaje es retroalimentado de manera continua comparando el feedback real con la previsión realizada
Todas estas tecnologías contribuyen en mayor o menor medida a conectar dos mundos: el real y el virtual. El flujo informativo pasa de ser lineal a cíclico (o PDP: Physical to Digital to Physical).
Esto significa que a partir de los datos recogidos en el mundo real (Physical) son almacenados en registro digital.
Los datos son procesados con herramientas avanzadas de análisis (Digital) y son transformados en información.
Dicha información es utilizada para controlar, optimizar y gestionar los actores que intervienen en el mundo físico (Physical).
En resumen, ¿Qué aporta la Industria 4.0 a la empresa?
La optimización de tiempos y recursos, la automatización de tareas y las consecuentes reducciones de costes permiten a empresas occidentales la competición con países emergentes, los cuales tienen niveles de automatización muy inferiores debido al bajo coste de la mano de obra.
Por otro lado, el coste de producción en los países emergentes sube conforme aumenta su coste y calidad de vida. Ya es un hecho que China está dejando de ser aquel “paraíso” desde el punto de vista industrial que representaba tan solo hace unos años. Es decir, la Industria 4.0 supone una “reserva de optimización” para seguir reduciendo costes.
De manera dual, se puede debatir ya no sobre “Qué aporta la Industria 4.0”, sino sobre “Qué implica no unirse a la revolución 4.0”.
Y es que la respuesta es clara: en el momento en el que toda empresa va dando pasos en esta dirección, invertir ya no es una opción, si no un imperativo. Esperando que no sea demasiado tarde.
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